La rivalidad de los libros

Si alguien le hubiera dicho a William Shakespeare y a Miguel de Cervantes que cuatrocientos años después de su muerte, se instauraría un día del libro para recordar la importancia de la lectura, probablemente no se lo hubieran creído, o si, cualquiera sabe, porque los genios sorprenden y está claro que ambos lo eran. Bueno, y si hubieran visto los dispositivos electrónicos que actualmente existen para leer novelas, entre otras las suyas, no sé qué cara pondrían. Lo cierto es que los días del libro que cada 23 de abril se celebran, deberían servir no sólo para recordar a estos dos escritores, sino para intentar fomentar el hábito de la lectura entre los niños y jóvenes que, con tanto juego electrónico, teléfono móvil y canales de televisión, no tiene en la lectura una de sus prioridades, hecho este entendible cuando uno es niño o joven y tiene tanto donde elegir. Desde los centros educativos, es preciso fomentar la lectura no solo por lo que aporta al lector, sino porque fomenta la imaginación, aspecto este muy abandonado en el currículum escolar históricamente.