La Reina
y Piturda

    27 nov 2021 / 16:32 H.
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    Nunca pidió una limosnita en la puerta de una iglesia, o en una esquina cualquiera. Valga el pleonasmo gramatical, esto es, la redundancia. Lo vi con mis propios “Piturda”, un hombre de Jaén, que se dedicó a buscar cartones para ganarse su miserable vida, hecha a golpe de trabas y vicisitudes. Iba por las calles de Jaén, siempre con su fiel e inseparable perrita y su gancha, era el hazmerreír de la gente desocupada, que es capaz de insultar o mofarse de personajes como “Piturda”, un hombre que también tenía corazón para sentir y ojos para llorar. Estaba visitando la Reina Sofía la ciudad de Jaén. Varias veces intentó acercarse a la Reina para ofrecerle un ramo de flores a Sofía, pero la escolta del séquito real se lo impidió. A la altura de las Hermanitas de los Pobres, la Reina lo ve, y permitió que “Piturda” le ofreciera aquel ramo de flores, unas inocentes flores, que las tuvo que comprar con no sé cuántos kilos de cartones buscados en los contenedores de la limpieza. La bondad y la humanidad de Doña Sofía conmovió a un hombre, de condición paupérrima pero que tenía u corazón tan grande como una plaza de toros, que vio cumplidos sus deseos de regalarle flores a la más alta dama de España.

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