La procesión va por fuera

    25 abr 2022 / 16:00 H.
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    Dos años prohibieron la semana santa, muchos derechos labores, sociales y festividades en España para contener la expansión del virus covid-19 con restricciones perjudiciales e ilegales, recuerden las sentencias del Tribunal Supremo sobre la inconstitucionalidad del estado de alarma. Paralizaron los sectores económicos, ruina económica y censura cultural. En soleados días de abril los giennenses llenaron las calles de sus pueblos y ciudades con lentas y rítmicas procesiones, imágenes de Jesús y María, bandas de tambores y trompetas, costaleros, penitentes, mantillas, con fervor católico renacentista, sensual y humano. Las procesiones católicas reviven tradiciones antiquísimas de los rituales greco-romanos, teatralizaciones festivas y militares, romerías campestres, comidas musicales. La procesión va por fuera, por las calles llenas de vecinos, forasteros y turistas, actores y espectadores. También la creencia religiosa va por dentro de cada conciencia, aumentando en las adversidades como en los pueblos hispano-americanos, relajándose en el confort europeísta. Hasta Juan Pablo II visitó la aldea del Rocío y se hizo romero.

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