La pladiadpufobia

    04 nov 2020 / 16:27 H.
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    Si ya antes de la covid acudir a cualquier Administración pública podía acabar con el disparatado mareo que comenzaba en la ventanilla de la izquierda de la planta baja que le decían, suba usted a la primera planta... y una vez en la primera planta le decían, baje a la planta baja... La burocracia es tediosa, que puede resultar odiosa para quien la sufre cual hemorroides. A veces, en el momento en que se sufre, puede convertirse en una angustia asistencial que logra producir en clave enervante ese pensamiento o pronunciamiento clásico, sí, ese que dice un “no sé qué o qué sé yo”, que hace perder la paciencia hasta a el mismísimo santo Job. Ocurre que hasta hoy el divorcio con las administraciones públicas no está permitido a cualquiera de los ciudadanos, que por imposible que resulte la convivencia o su relación con estas no le queda más remedio que aceptarlas y aguantarlas. Con el cierre físico o semi cierre de los locales de las oficinas y delegaciones de las instituciones del Estado, la covid ha acelerado el traspaso a las plataformas digitales de las administraciones de los trámites que los usuarios tienen para con dichas administraciones. Ahora, la burocracia ha sido trasladada a la propia cabeza de los usuarios que, por muchas instrucciones que reciban, algunos, andan más perdidos que una pava en un garaje ya que no consiguen dar con la ventanilla virtual donde realizar con éxito sus gestiones. Piensen en los millones de usuarios, analfabetos de las nuevas tecnologías o aquellos que conforman la brecha digital. Júntenlos con quienes se disponen hacer sus gestiones, sin carencia alguna de medios tecnológicos y les resulta, tras innumerables intentos, misión imposible. Este fenómeno social está provocando en esas personas una nueva fobia llamada la pladiadpufobia: consistente en una tremenda aversión hacia las plataformas digitales de las administraciones públicas. Pero, tranquilidad en las masas jaeneras, ante el INSS siempre quedará el teléfono de pago 901166565, porque en los teléfonos gratuitos 953216500 o 953236113, intento tras intento, se cansarán de esperar tonos y cortes de llamada que no le solucionarán nada. A luchar o ¡a pagar!

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