La pizarra del librero

En un pueblo cuyo nombre me sé: Olmedo, provincia de Valladolid es donde el librero y su gato tienen los libros fuera de la librería en verano, en bancos, en cajas y sin precio. Con esas novelas puedes ir en barco de vapor al oeste y volver con viento del este. Solo hay una pizarra que escribe: “Elige tu libro y paga lo que quieras”. Otro día tenía esta frase “¿Cuál sería el nombre del octavo día?” Con mis sobrinos decidimos que si los días son por Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. El día octavo podría ser “Neptunes”. Al lado de la pizarra había un pequeño cofre donde depositar el dinero de la compra no ambulante y lo abrí y estaba vacío. También descubrí otra pregunta en una libreta en la que se podía responder allí mismo “¿Cuánto pesan las palabras?” No sé si recomendar acudir con la librería cerrada o abierta. Sabiendo de la pizarra, en un viaje viajé con una tiza y escribí lo siguiente: ¡Gracias por vender palabras! Y como quien lanza un petardo en fiestas, salí de allí con un susto inquieto y una sonrisa quieta como si hubiese cometido una trastada porque sí. Porque me atreví a escribir en la pizarra del librero.