La pandemia del silencio

13 nov 2016 / 11:41 H.

En este Jaén nuestro, lleno de paradojas por doquier, parece que ha entrado una epidemia de inmovilismo, puede incluso que hayamos sido infectados por un virus, el del olvido. Resulta incomprensible, vistos los datos estadísticos reales, el conformismo que circula entre la ciudadanía. Estamos, como siempre, pendientes solo de la aceituna; pocas cosas más parecen importar. Pasamos de puntillas por los datos del desempleo como si los jornales de la recogida de nuestros olivos fuesen un bálsamo que sella los labios. Ignoramos los números, indecentes se miren como se miren, de la pobreza; la infantil es para que sintamos vergüenza. La amnesia ha conseguido que no seamos capaces de recordar el puesto que ocupamos en PIB. Somos capaces de aplaudir las promesas de futuro de los que antes nos quitaron el tren; jalear a los justifican buenas carreteras y no hacen nada por invertir en modernizar ni mantener. Jaén es ejemplo no solo de nefastos políticos, también de ciudadanos inoculados con el virus del silencio. Aquí evitamos el resfriarnos para no molestar tosiendo.