La palabra del poeta
Uno creía estar acostumbrado a todo, pero los niveles de crispación a los que han llegado los políticos, es un regalo envenenado por Navidad. No creo a ninguno, unos por empezar el tsunami y los otros por montarse en la ola y además arrastrando al Tribunal Constitucional, el que debe asegurar la supremacía de la Constitución normativa y el equilibrio último de nuestro Estado constituido como Estado social y democrático de Derecho. Echo de menos la elegancia y responsabilidad de la que fue presidenta de dicho Tribunal María Emilia Casas quien en un momento crucial declinó su voto al estar caducado su mandato en aquel ¿cuántos serán capaces de actuar con la responsabilidad que lo hizo ella? ¿Cuántos están en esa situación por culpa de los que tienen todo el día en la boca la Constitución y no la respetan? Unos por acción y otros por omisión. Nos podrían hacer un regalo, la palabra, como la entendía el poeta Joan Maragall “yo creo que la palabra es la cosa más maravillosa de este mundo, porque en ella se abrazan y confunden toda la maravilla corporal y toda la maravilla espiritual de la Naturaleza”. Prefiero sin duda la palabra del poeta, a la de estos políticos alejados, cada día más, de los ciudadanos. En el principio era la palabra, y la palabra estaba en Dios y por ella fueron hechas todas las cosas. Feliz Navidad.