La misma letra
Por primera vez en mi vida he sido capaz de ver y escuchar un debate político entero y, de momento, no he notado ninguna mala consecuencia en mi salud. Es más, estoy contento porque he podido comprobar que, pese a mi edad, aún tengo capacidad de aguante para escuchar durante más de dos horas un concierto a cuatro voces, con música popular y las mismas letras de siempre. O sea, que no escuché nada que ya no hubiera oído en los discursos que hube de soportar a lo largo de mi vida. Este debate se había anunciado a bombo y platillo y había levantado su expectación.
El enfrentamiento televisivo de tres de los cuatro candidatos que aspiran a presidir este país y la mandada de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, tuvo una muy numerosa audiencia. Otra cosa es que alguien sacara algo claro de lo que se debatió.
Quienes aún tengan duda de dónde poner su voto, creo que seguirán con la misma vacilación, porque ninguno de los tres aspirantes dio la imagen que podía pedirse a un presidente. Eso sí, los tres, Sánchez, Rivera e Iglesias, se mostraron muy moderados, tan cumplidores con las normas pactadas para el debate como poco convincentes con sus programas. Entre los tres, no pudieron achicar a Soraya Sáenz, la segunda de Rajoy, quien no quiso dar la cara porque no le dio tiempo a arreglarse la barba y no estaba presentable. Don Mariano tiene mandanga. No quiso llevarse un mal rato cuando le preguntaran por Bárcenas.
Al final, ya se sabe, ocurrió lo de siempre, que todos fueron ganadores en el debate, dependiendo de a quién se le preguntara.
El único que tiene sensación de perdedor soy yo, que creo que perdí más de dos horas de mi tiempo. Pensé que podría escuchar algo nuevo, aprender algo diferente de los jóvenes, de los que pregonan una política nueva, un cambio total, y buscan apartar a la “caspa” de la política y me equivoqué. Los discursos fueron tan rancios e inconcretos que me sonaron como aquellos que he escuchado durante toda mi vida, aunque ahora al final nadie dice lo de “¡Arriba España!”. Y estas serenatas continuarán hasta el día 19. Entonces será cuando el jurado —el pueblo— dirá quien tendrá la oportunidad de demostrar durante cuatro años que casi todo lo que prometió fue humo. Un humo que es más perjudicial que el del tabaco. Y hasta más caro.