La mirada siniestra

No me fío de su mirada, porque es parecida a la de una rata que huye del hurón sediento de sangre cuando se ve acorralado en la inmunda cloaca. Tiene cara de pocos amigos, pues su amistad, como el tabaco es perjudicial para la salud. Su alter ego se entronca con los zaristas, o sea, el ordeno y mando y al que se mueva se le da un tiro en la nuca. Personajes como Putin es una putada. Si se ve acorralado es capaz de apretar el botón nuclear, o sea, la destrucción, cuyas consecuencias serían como el caballo de Atila, que por donde pasaba no crecía la hierba. Lo curioso de este caso es que dentro del Gobierno haya políticos que celebren las hazañas de este imprevisible ruso, con cara de oso y dientes de hiena hambrienta. Invadir Ucrania sin el consenso de los pueblos que conforman la ONU es la página negra escrita sin atisbo de pudor y moralidad, dos razones básicas y fundamentales para poder vivir sin amenazas ni imposiciones dictadas por la locura. ¿Está loco Vladimir Putin? Creo que sí, a juzgar por sus acciones bélicas e invasivas. Está necesitando este enfermo mental una camisa de fuerza y una carga de insolíticos que sean capaces de frenar sus atrocidades contra la especie humana. Disparar misiles a la población civil es un crimen de lesa humanidad.