La masacre de Gaza

    11 mar 2024 / 09:56 H.
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    Puede alguien habituarse a tanta crueldad, a tanto desgarro? Es ilustrativo el fotograma de esa niña palestina de ojos dorados y dulces como dos frutos, que anduvo pidiendo a gritos que la rescataran, antes de que sus 5 años estallasen, junto a 4 de sus hermanos. Alguien que percibe ese horripilante espectáculo, al parecer, lo convierte en un inexpresivo guarismo. Más allá de los sentimientos religiosos, más allá de lo exigido por la supervivencia de una u otra orilla, ¿dónde se halla la compasión humana tal vez ensordecida por los discursos convenientes de la diplomacia? Se me ocurre una anécdota que opino revela la insensatez de esa película sangrienta que diariamente se nos ofrece y de la que, querámoslo o no, somos intervinientes por omisión. Hace más de 40 años, tras la pertinente instrucción judicial, en esta ciudad, se planteó que sólo dos individuos pudieron ser los autores de un homicidio, los cuales recíprocamente se exculparon, señalando como autor al acompañante. No pudo dilucidarse quién de los dos fue el homicida y ambos fueron absueltos. Pero, sin anécdotas, ¿qué pensaríamos de ese policía, en trance de perseguir a un delincuente que se refugia en un bloque de pisos, y hace estallar la totalidad de las viviendas, con sus moradores dentro?

    Es recomendable constatar como el propio Libro Sagrado de los judíos, la Biblia, formula recomendaciones para la protección de los inocentes. En el Libro de los Proverbios capítulo segundo, 6 y siguientes, se dice literalmente: “Pues el Señor es quien da la sabiduría y de su obra sale la discreción y la ciencia”. El guarda la vida de los buenos y es el escudo de los que caminan en la inocencia. Al parecer, para la actual creencia religiosa de Israel, los niños y niñas de meses o 5 años de edad no caminan en la inocencia, sino en la maldad. No se entiende qué naturaleza religiosa exhibe la clase más ortodoxa de la sociedad judía. Sin sobreentender que la Biblia en el antiguo testamento, como pretenden los cristianos, está ordenada a preparar y anunciar la venida del Mesías, es lo cierto que en el cristianismo opera como fundamento básico (mandatum novum do vobis) el amor a tus semejantes y en la tercera religión monoteísta, el Islam, en su Libro Sagrado “El Corán” recomendaba la compasión incluso hacia los esclavos y se oponía a los malos tratos, explícitamente. Se me ocurre la conveniencia de que en todos los sanedrines de Israel, se diera lectura del Libro de Jonás que es considerado canónico tanto por los judíos como por los cristianos, y que se siguieran las instrucciones del Dios bíblico al profeta “Anda y ve luego a Ninive, ciudad grande y predica en ella: porque el clamor de sus maldades ha subido hasta mi presencia”. ¿Quién piensa que ese tal, Netanyaju, es capaz de experimentar un leve sentimiento de compasión hacia niños y personas vulnerables de Gaza?

    ¿Cómo quién tiene todo poder de persuasión puede asistir impasible a esa crónica diaria de crueldades? Sociedades como la de EE UU que se confiesan abiertamente religiosas, ¿a qué Dios impetran, que responsabilidades exigen de sus Gobiernos? La respuesta a tales interrogantes me conduce a una convicción contra lo que pensara Rousseau, sobre la bondad innata del hombre. No. El hombre es un lobo para el hombre.

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