La mala ventura

    20 ene 2021 / 16:59 H.
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    Que nos estamos cargando la naturaleza, es un hecho más que evidente, como también es indiscutible que la idiotez en el ser humano aumenta proporcionalmente al déficit de un coeficiente intelectual cada día más puesto en evidencia que, además, nos permitimos exhibir, de manera a mi entender, soez, sin perjuicio de ser considerado como lo que realmente es: la imbecilidad manifestada a través de nuestras absurdas actuaciones. Todo esto como preámbulo a lo que ocurrió hace pocos días, en la capital de España, ciudad que conozco muy bien, y que amanecía anormalmente cubierta de abundante nieve, hasta el punto de provocar un desorden manifiesto, en medio de una pandemia que se estudiará dentro de cien años como algo completamente inverosímil por la evolución particular del virus, los contagios, y por la mala gestión política, sin que esto permita conjeturar el señalarme frente a ninguna ideología, lo único que sé, y así lo expongo, es que nuestros políticos, los que votamos y pagamos, no han sabido rodearse de autoridades sanitarias competentes que coadyuven nadando a favor del bien común. ¡Punto! Pues bien, en medio de tal panorama, el incívico comportamiento del homo sapiens, una vez más, florecía, como expresión de la barbarie. Así, en plena Plaza de Callao, tenía lugar una guerra de bolas de nieve que unos, colocados en un lado, arremetían contra los otros, los más próximos a los cines, seguramente con el convencimiento de que tal actitud no respondía más que a un simple juego “infantil” sin maldad y sin que ello conllevara responsabilidad alguna. No había policía puesto que ayudaban a otras autoridades competentes de la ciudad, para que la nieve caída no siguiera obstaculizando los vehículos y poder, así, devolver la normalidad a la gran urbe. Con todo, una denuncia de ciertos medios de comunicación que eran testigos de tales acontecimientos, dieron la voz de alarma y al fin se personaron miembros de la policía local y nacional con el fin de abortar el delirio colectivo. Sin mascarillas, aglomeraciones a diestro, sin prever las consecuencias, y sin pensar en nuestros mayores, sobre todo... ¡No tenemos remedio!

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