La luz de los candiles

    01 nov 2021 / 16:25 H.
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    Y Dios hizo la luz, y las compañías eléctricas y las arcas del Estado se están poniendo las botas, digo que se están forrando de billetes. Como siempre ocurre, el plato roto lo pagan quienes llegan a final de mes a trancas y barrancas o sea, dando más tumbos que el elefantito Dumbo. Es una odisea, es decir, que se ven morados como las berenjenas. A este paso, me cachi en los mengues tendremos que coger los viejos candiles que guardamos en el baúl de los recuerdos, escondidos en el terrado del olvido. A la cazoleta del candil, le echamos nuestro aceite de oliva, le ponemos la torcía, la encendemos, y ya tenemos la luz barata, además de hacer con las manos figuras chinescas, con sus correspondientes conejos, gatos y otras figuras proyectadas en la pared. No hay derecho, que diría un jorobado, a que el precio esté más alto que las nubes, esas nubes preñadas de agua para limpiar la atmósfera, y regar los campos, que ahora están más secos que la mojama. Solo nos podremos mojar los pinreles y el careto con gaseosa. Encender una bombilla puede ser un lujo, pero como la clase media bastante se esfuerza con llegar a final de mes, si es que llega, y si sigue subiendo la luz y los precios del consumo diario, apaga y vámonos, pues vivir el cada día va a ser una pesadilla, de la que es complicado despertar. Te he dicho que no enciendas esa bombilla, y aprovechemos la luz solar, si es que no está nublado.

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