La lengua que une... y separa

12 feb 2019 / 16:14 H.

Es un problema de léxico”, decía un compungido Woody Allen, ya en la cárcel, después de ver cómo pasaba el tiempo y se le deshacía una pistola de jabón y betún, que había preparado para atracar a un banco. El empleado leía “le estoy apuntando al volver” y, según el atracador, había escrito “le estoy apuntando con un revolver”. “Coge el dinero y corre”, fue una película de W.A., en la que veíamos lo que, a golpe de risa, significa usar la lengua con o sin precisión, además de descubrir a un, todavía, director genial. Pero, las palabras, los conceptos y los significados se usan bien o mal, se interpretan, de forma interesada o ligera y su imagen termina deteriorándose o reforzándose. Así se desvirtúan los conceptos pasando por diversas degradaciones: se pasa de político a ladrón; de uso a abuso; de democracia a populismo y poder; de honradez a apariencia; de verdad a realidad virtual. Hay vocablos que parecen estar esperando su momento de gloria. Relator nunca había causado tanto amor ni odio. Pero hemos podido comprobar su fuerza real, traducida en insultos, improperios y discursos incendiarios. Es el ejemplo más claro de cómo la lengua une y también separa.