La introspectiva

25 feb 2019 / 13:17 H.

El pasado viernes tuve la fortuna de asistir, gracias a la invitación expresa del director del colegio Alto Castillo de Jaén, el buen amigo Javier Palma, a un evento que de la mano de Attendis y gracias a la inestimable colaboración de un ramillete de empresas jaeneras comprometidas con nuestra sociedad, consiguió colgar el cartel de “no hay billetes” para presenciar la conferencia, que bajo el título “No vale rendirse”, ofreció el conocido consultor, formador y conferenciante Emilio Duró.

Debido a mi pasión por la formación directiva, conozco desde hace años el contenido, los mensajes y el estilo de las ponencias de este peculiar gurú del optimismo, de la ilusión y de la felicidad que, aunque conocido en el mundo empresarial, saltó a la popularidad en España debido a una publicación en internet, sin su consentimiento, de un vídeo grabado durante una de sus conferencias. Tras esta circunstancia fue invitado a multitud de programas radiofónicos y televisivos de gran audiencia y hoy en día es un referente cuando de hablar sobre el desarrollo de actitudes proactivas en el ser humano se trata. Para los amigos lectores que no tuvieron la fortuna de asistir a la excelente, si obviamos la calidad del sonido, jornada pedagógica que el ponente nos ofreció a los allí presentes, quiero aprovechar este canal para compartirles la receta basada en cuatro pilares, que nos propuso para acercarnos a la felicidad. El primero de ellos, la salud, tratando de conseguirla con la práctica del deporte diario y con una alimentación cuidada y sana.

El segundo es el componente emocional que Duró nos comentó, se circunscribe al ámbito familiar, al del trabajo y al de los amigos, en los que nos recomienda mostrar de forma natural nuestras emociones, reír, llorar si es necesario, abrazar, en el fundamento de que la gente alegre es más feliz.

El tercer pilar es el conocimiento, su recomendación: leer diariamente, estudiar, aprender, desaprender y mostrarse intelectualmente inquieto, ya que ayuda a enriquecer y cultivar el cerebro. El cuarto es el componente espiritual, al que Duró apelaba con la necesaria dedicación a la meditación, a la reflexión, haciendo técnicas de respiración o de relajación.

Todo lo que cuenta lo fundamenta en una base científica, aludiendo a lo largo de las dos horas de conferencia a teorías de física cuántica y de genética que justifican que nuestra existencia es limitada y que el envejecimiento celular a partir de los cuarenta años hace que vayamos a peor en una vida que tiene ya expectativas de durar cien años.

Para este nuevo target de mayores, al que los marketeros ya han identificado como la Silver Economy, haciendo alusión a un nuevo segmento de consumidores mayores y sanos con ganas de vivir y de consumir, alrededor del cual se está desarrollando una auténtica industria de productos y servicios. Emilio Duró propone hacer el cálculo de los días de vida que nos quedan, como la mejor de las formas de valorar el ahora y tratar de llenarlo de felicidad. Todo ello con una original forma de transmitir, en la que la ironía y su sentido del humor relativizan la clara idea que transmite, de que nuestro yo es insignificante en la inmensidad del universo.

La jornada me hizo reflexionar sobre algunas cuestiones: ¿Estamos preparados para interpretar de un modo reflexivo las nuevas situaciones que este cambio de época que estamos viviendo, nos plantea? ¿Entendemos una nueva forma de comunicar? ¿Somos capaces de sacar conclusiones sobre el fondo de los mensajes cuando las formas son disruptivas o no responden a los cánones tradicionales? ¿Somos tolerantes? ¿Estamos en disposición de ser felices? No siempre vamos a tener la oportunidad de contar con personas que nos ayuden a ver que la vida ahora es diferente a la de antes, que la realidad que vemos es relativa, que todo lo que pensamos repercute en nuestras vidas, y que como seamos depende de nuestra actitud frente a la vida.

Aprovechemos con gratitud las oportunidades que otros nos regalan. Gracias Attendis.