La infancia contra la covid-19

Toda la información que he recabado sobre el tema ha sido provechosa. En algunos casos, en su gran mayoría me ha brotado la sonrisa he incluso la carcajada. Y es que los niños...son ángeles. Lo miden todo con su peculiar vara de medir. Están informados del covid por sus profesores y siguen las medidas de seguridad a rajatabla. Saben lo importante que es guardar distancias, la higiene, y no desprenderse de sus mascarillas. En casa, sus padres les vuelven a aleccionar, todos queremos lo mejor para nuestros hijos y nietos. Ellos, ni que decir tiene se lo saben de memoria y se convierten en el “Pepito Grillo” de esta historia macabra, y en las conciencias de sus mayores. ¡Ojito con saltarse alguna norma en su presencia, saltarían todas las alarmas! Y es que la infancia es tan pura. Es tan sumamente límpia de espíritu, tan clara de alma, que nos hacen saltar las lágrimas con tan solo oir sus advertencias. Dentro de lo malo de este repugnante virus, tenemos que agradecerle una cosa: está dejando de lado a nuestros niños. Con los ancianitos y no tan mayores, ha arrasado. Ha devastado vidas y sembrado amargura en muchas familias. ¡Maldito! Habría que gritarle. Nos duele las personas conocidas y valiosas que ya no están, se las llevó por delante. Solo nos queda la esperanza que esas almas buenas van a potenciar que este desarino acabe.