La historia interminable

    11 sep 2020 / 17:51 H.
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    Una noticia económica de actualidad me hace recordar otros hechos similares que se repiten una y otra vez, ya sea inmediatamente después de unas elecciones en las cuales el partido ganador no ha conseguido mayoría suficiente o bien cuando el partido que está en el Gobierno necesita los votos de algunos partidos periféricos que suelen venderlos caros, de manera insolidaria, detrayendo recursos de la hacienda común y siempre en beneficio de aquellas comunidades que tienen el buscado privilegio de ser proclives a votar a partidos nacionalistas que suelen resultar imprescindibles a la hora de ahormar mayorías parlamentarias. Para ilustrar a algunos desmemoriados, a otros que se dicen bienintencionados y a todos los que son reticentes a admitir que la España de las autonomías es un auténtico fracaso, desde el punto de vista de lo que en teoría defiende el ideario socialista, que en mi modesta opinión debe ser el bastión donde todos aquellos que pretenden privilegios encuentren el ejemplo y la firmeza de ideas y hechos que hagan imposibles los privilegios y realidad la igualdad de derechos y deberes de todos los españoles, les voy a recordar una historia que sucedió hace ya algunos años y que es un ejemplo palmario de cómo la política mal entendida favorece a algunas autonomías (Cataluña y País Vasco) siempre en detrimento del resto, y todo ello porque el sistema autonómico prima el valor del voto nacionalista y cada vez hace más obvio en esas regiones que votar nacionalismo equivale a tener privilegios y a conseguir cuotas de poder y de riqueza que nunca hubieran debido obtener porque con ellas se acrecienta el bienestar a su favor esquilmando a las otras regiones, hecho que va en contra del bienestar y el progreso general. Y la historia que va a servir de ejemplo se refiere al sector eléctrico y dentro de este sector la adquisición por el grupo Endesa de gran parte de la red de distribución eléctrica de España. Endesa era propiedad del Instituto Nacional de Industria, por tanto, una empresa pública, cuya actividad principal era la generación de energía eléctrica, un sector clave a nivel nacional. Sus cuentas desde un punto de vista empresarial no podemos calificarlas de exitosas porque el sector de generación requería grandes inversiones y producía escasos beneficios. Sin embargo, el sector de distribución eléctrica gozaba de muy buena situación financiera y generaba cuantiosos beneficios tanto a nivel monetario como social, pues daba trabajo a gran cantidad de empleados. En Andalucía todos recordamos a Sevillana de Electricidad, la mayor empresa andaluza. Pues bien, en 1983 se tomó la decisión política de que una empresa deficitaria como era Endesa adquiriese con fondos estatales (INI) gran parte del sector de distribución (Enher, Gesa, Unelco, ERZ, Eléctrica de Viesgo, Sevillana y Fecsa) dejando libres a Iberdrola (País Vasco) y Unión Fenosa (Galicia), ¡qué casualidad! Sobre todo, si tenemos en cuenta que Fecsa (Cataluña) entraba en el paquete de las adquiridas, pero es que Fecsa era deficitaria, estaba descapitalizada y en riesgo de quiebra, o sea el garbanzo negro de la distribución gracias a la gestión de los mandamases de CIU con el señor Pujol al frente. Así que con esta extraña operación se le hizo un gran favor a la Generalidad de Cataluña, favor que tuvo su contraprestación en votos para el partido de ámbito nacional que ejecutó dicha operación necesitada por Pujol. Los andaluces perdimos a Sevillana, la joya de la corona y otras regiones sufrieron el mismo trato para tapar la debacle de Fecsa.

    Ahora podríamos hablar de las cajas de ahorro, desaparecidas del mapa financiero con la crisis de 2008 propiciada por la burbuja del sector inmobiliario. A los españoles nos costó la friolera de 60.000 millones de euros evitar la quiebra de las cajas, la mayoría de las cuales fueron a parar al holding Bankia, y el resto de ellas, ¡otra casualidad! A poder de La Caixa (Cataluña), con excepción de BBK, Kutxa de Guipúzcoa y Caja Vital Kutxa (País Vasco) y Unicaja. Y ¿qué va a suceder ahora? Pues quizás cuando se publique este artículo ya estará a punto de producirse el anuncio de fusión por absorción de Bankia por Caixabank. ¿Jugada maestra del sector independentista catalán para comenzar a negociar los presupuestos generales que necesita el Gobierno de España?

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