La Hazaña Secreta

13 jun 2018 / 08:27 H.

La fiesta que pone fin al curso escolar en apenas diez días, será el punto de partida de las ansiadas vacaciones estivales donde niñas y niños de cero a 14 años se enfrentan a un tiempo prolongado en el que pondrán a pruebo sus habilidades y destrezas adquiridas en su tiempo escolar y el dedicado, como no, a mejorar en casa el grado competencial en el que su familia ha desempeñado un trabajo de colaboración para lograr los objetivos buscados. Es ahora, cuando recibido en mano el informe de evaluación que, siempre acompañado de grados de adquisición en competencias con distintos niveles de logro de los mismos, plantea a las familias la disyuntiva de afrontar la ardua tarea de conciliar vida laboral y vida familiar. Sin olvidar los sufridores padres y madres con trabajo, la difícil tarea de delegar en su entorno familiar, en especial los abuelos, y en otros casos personas contratadas, la atención adecuada hasta llegar a las deseadas vacaciones familiares en los lugares soñados. Situación más delicada y compleja es la cantidad de hijas e hijos en situación de dificultad social, que han contado, durante su periodo de escolarización de atención con programas de atención para comedor y otros, así como talleres en el curso escolar, en que familias están ante escasísimas situaciones de encontrar alternativas en periodo vacacional en lugares idóneos para todos. Las administraciones educativas y ONGs debieran ser un referente eficaz en la atención en lugares suficientes al alumnado en riesgo de exclusión. Propuestas que no han de faltar como podemos visualizar en los grupos sociales y familiares en las que nos miramos, con vivencias cercanas a las nuestras, evidencian la distancia en valores sociales y cívicos, dentro y fuera de las aulas y lugares de trabajo, pueden llevarnos a reflexionar en prácticas en las que valorar los buenos modales, las costumbres, la amabilidad, la cortesía, solidaridad, compañerismo, arraiguen en nuestros espacios en que la semilla de su conocimiento sea un punto de partida, como la lectura para chicos y grandes sea compartida con buenos libros como La Hazaña Secreta de Ismael Grasa.