La gran escasez

23 oct 2019 / 10:55 H.

La Madre Naturaleza es así. Una de sus grandezas puede estar en lo imprevisible de su comportamiento. No todos los años sus efectos son iguales, aunque en su sabiduría siempre procura compensar y si un año hay una mala cosecha de un producto hace que la cosecha de otro se mayor. La Madre Naturaleza es sabia, aunque últimamente viene provocando cierta escasez en un espacio de la sociedad para el que no encuentra equilibrio ni, mucho menos, mejoría. Son ya varias décadas las que se viene acusando una escasez abrumadora de talentos en la política. Será cosa del terreno donde se siembra, del sistema de riego, del cuidado en la labranza, pero lo cierto es que la capacidad, el talento, de nuestros líderes políticos dejan mucho que desear. La impresión cada día más firme y generalizada es la de que no estamos en buenas manos. No es que yo esté capacitado para medir el talento de otra persona. Hago mis opiniones, observando detenidamente y utilizando la lógica y un poco de esa experiencia que te da la vida cuando has vivido procurando enterarte de algo. Y a mí, como a la gran mayoría de los españoles, no me gusta el talante de los líderes que pretenden –y está claro que es tan solo una pretensión- gobernar este país, porque ninguno deja entrever una ligera idea de cómo piensan hacerlo. Esta es la única carrera en la que los líderes, sin conseguir el aprobado, pueden seguir ejerciendo. Un auténtico chollo. Tampoco en Cataluña andan muy sobrados de mentes claras. Al contrario, los independentistas tienen el cerebro turbio, tan encenagado que no les deja ver más allá del “yo sigo”, aunque sepan que hacia donde quieren ir no hay camino. Eso sí, maña para mentir y enredar sí la tienen. Aunque no con el poder de convencimiento que ellos creen. Sus mentiras tienen ya los pies muy cortos y ya son pocos los catalanes secesionistas que no le piden a Torra que se marche de paseo. El problema es buscar a un sustituto que pueda mejorar una actuación tan estrambótica como la suya. Y no está el escenario político en esa labor. Por eso, quizás, Artur Mas pensó en alguien que demostró talento dando patadas al balón, algo que exige más conocimientos que el dar patadas a todas las normas, como vino haciendo Quim Torra. El elegido fue Pep Guardiola que, haciendo gala de que algo más inteligente sí lo es, dijo que “nones”.