La ganadería está en peligro

16 abr 2023 / 09:00 H.
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Daniela Astor y la caja negra” (Anagrama, 2013) es una excelente, conmovedora e inquietante novela de Marta Sanz. Apunté en sus páginas mientras en su día la leía: “Se trata de uno de esos libros que se cuelan en la vida del lector, que provocan que los personajes vayan y vengan por el día a día de quien los sigue, que invitan a la necesidad del reencuentro con ellos a través de la lectura”. Y también: “Existe en el libro un debate sobre el aborto, incipiente en el año en el que transcurre la historia, 1978, cuando una mujer podía ir a la cárcel acusada de abortar. Una reflexión en la que la autora, a través de la madre de la protagonista, se posiciona a favor del derecho a decidir de la mujer”.

Las novelas de Marta Sanz se llevan muy bien con el teatro. Ocurre como con los libros de Miguel Delibes. “Daniela Astor...” se ha representado en el Teatro Fernán Gómez de Madrid y ahora sale de gira. Y “Clavícula”, otra novela de Marta Sanz, también ha subido a las tablas. “Daniela Astor... es la historia del adulto que todos los niños llevan dentro”, se explica en el libro y en la función. La niña Catalina Hernández Griñán, de 12 años, se encierra en un cuarto de su casa, al que llama “la leonera”, y juega junto a su amiga Angélica a ser una actriz de éxito de la época del destape, una mezcla entre Blanca Estrada y Amparo Muñoz. “Vivimos en 1978 y hablamos como en las películas dobladas”, dice. La función tiene la aspereza y suavidad de las historias familiares, pero su subsuelo está permanentemente recorrido por una potente carga política, de mayor fuerza en el teatro que en el libro. Y algo llama la atención. En 2013, cuando se publicó la novela, el aborto parecía un derecho adquirido e inamovible (como otros). Pero ahora no se tiene como algo tan seguro. Los jueces de Estados Unidos, por ejemplo, nombrados e influidos por el nacional populismo de Donald Trump (al que no se cita, claro, en la obra), lo han derogado. Porque ese es uno de los legados de Trump: un Tribunal Supremo de orientación reaccionaria que se apresuró a anular el aborto y podría eliminar otros derechos fundamentales. Se ignora cuál será el próximo paso atrás.

En “Daniela Astor...” resulta esencial la relación de Catalina con su madre. “Mi madre es una mezcla de glamour y horno de leña” (...) “Yo no sé si mi madre es una mujer muy valiente o una mujer muy egoísta”, piensa Catalina en el estremecedor encuentro con su madre en la cárcel. La magnífica novela de Marta Sanz resulta absolutamente reconocible sobre el escenario en la cuidada y sutil adaptación realizada por Mónica Miranda. Hay momentos metateatrales. Y se ha suprimido la mayoría de las numerosas referencias literarias y cinematográficas existentes en el libro. Esas referencias, tomadas de la cultura pop, también están en la novela de Marta Sanz, recién publicada, “Persianas metálicas bajan de golpe” (Anagrama, 2023).

Es extraordinaria la actuación de la actriz jiennense Miriam Montilla, envuelta por la carga dramática de la pieza y sin lugar a momentos risueños. Helena Lanza y Laura Santos despliegan también un trabajo colosal, van de un personaje a otro (han de interpretar a varios), saltan de un estado de ánimo a otro. “Daniela Astor y la caja negra” es una historia tristísima que sin embargo deja una sensación apacible. Porque es buen teatro. Es excelente literatura. En definitiva: es vida.

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