La fiesta de San Antón

    15 ene 2025 / 09:26 H.
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    La fiesta del Santo se celebra en casi toda la provincia de Jaén con algunas diferencias pero manteniendo la esencia. Multitud de ermitas e iglesias se distribuyen por todo el territorio jiennense en honor del Santo cuya pasión por la naturaleza le llevó a renunciar a todos sus bienes y retirarse en soledad. El impulso definitivo para las celebraciones lo proporcionó el Condestable Iranzo, que logra hacer que la fiesta religiosa gane fuerza y arraigo en Jaén. Ya en el siglo XIX, los agricultores y ganaderos se unieron a la tradición, con lumbres, quemando durante las festividades los restos de las podas invernales. Un vocabulario específico se desarrolla en esta celebración como es lumbres o vocaciones, en las que se quema ramas de olivo, y trastos viejos del campo. Se prendían al atardecer y alrededor de ellas se situaban los vecinos que bailaban y cantaban canciones con cierto tono jocoso, melenchones. Y el siempre acertado refranero: “San Antón que me guarde mi lechón”, o “hasta San Antón Pascuas son”. Y como no hay fiesta que se precie sin condumio, ahí queda la olla de San Antón, los roscos de San Antón, y las rosetas, palomitas en otros lares. Hoy se ha añadido modernidad a la celebración con una carrera urbana que da el contrapunto de novedad.



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