La España rural más rural

31 mar 2019 / 11:34 H.

N unca he creído que la polarización sea la base de las sociedades. Más bien lo contrario. Ni que la España urbana tenga que ser mejor que la rural, por más que el despoblamiento del interior esté dejando paso, cada año que pasa un poco más, a unas ciudades, Madrid y las costeras, cada vez más pobladas. Cada vez son más los que añoran lo rural, la vida tranquila o más los que practican el turismo de interior. Las grandes ciudades atosigan. ¿Por qué entonces cada vez se marcha más gente de las pequeñas ciudades? Porque los inconvenientes son conocidos, pero las ventajas suponen una larga lista que oscurece esas horas perdidas al día por el tráfico, esos precios del alquiler y de la cesta de la compra o ese enjambre de personas donde cada día hay más gente solas. El sueño madrileño o costero es cada vez más apetecible, y cada vez más personas lo consideran posible. Muchos fracasan, pero las grandes urbes se ven como la meca donde poder promocionarse y mejorar y, sobre todo, se cree que es más posible tener un trabajo y una vida digna. Lo que hay que demandar a las administraciones es que vivas donde vivas tengas las mismas oportunidades para encontrar un trabajo digno. Las grandes urbes ofrecen ahora más posibilidades.