La esencia de la esencia

03 nov 2022 / 16:45 H.
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La inflación es un fenómeno extraño porque desajusta seriamente las cuentas de allá arriba, que lógicamente se traduce en las cuentas de acá abajo. A niveles macro son cantidades inmensas, de esas bolas de miles de millones, billones y trillones que dejan atolondrado, mientras que a niveles micro se va resintiendo la cosa de otro modo. El bolsillo se empequeñece poco a poco y los recortes domésticos son decisiones acuciantes del día a día para la gente de a pie. Los ricos no lo notan aunque, como dijo un banquero, el dinero no sobra en ningún sitio. Los pobres y las clases medias, sin embargo, vaya si lo notan. Lo curioso es que a la gente no le preocupa demasiado o al menos en esta bella e histórica región a la que pertenezco se diría que todos van con chalecos acolchados y a caballo, con una manzanilla en la mano en su respectivo catavinos y de feria en feria por los siglos de los siglos. Como el amigo Juanma. Qué arte. La esencia andaluza. Los chistes y la hipérbole. El chauvinismo y los caciques. Los obreros palurdos votando a la derecha. El capataz lamebotas y la querida. Hay cosas que no cambian y que nunca acabarán de entenderse. Cuando se tira de tópicos se incurre en falsedades: las generalizaciones no son buenas porque no abarcan —por supuesto que no— las particularidades, pero también necesitamos decir las cosas como sea y que a buen entendedor, ya se sabe, pocas palabras. Con los años uno va aprendiendo a conocer al personal y saber de qué pie cojea cada uno, como esos que hablan mucho y dicen poco, o como los que están eternamente quejándose sin poner remedio. Papanatas y bocachanclas. Charlatanes y palabreros. Mucha demagogia, en suma, porque la izquierda y la derecha han utilizado el populismo cuando les ha interesado, no lo niego, pero nadie ocultará que la izquierda, con sus defectos, que también los tiene, y aunque sea una izquierda descafeinada, trata de repartir la riqueza algo más, mientras que la derecha le hace el juego a los de siempre. ¿Me equivoco? ¿Es falso? ¿O desde cuándo no es así? La derecha, en virtud de una norma escrita a sangre y a fuego, representa lo que representa. Aunque la izquierda moderada se ha aliado históricamente —por interés— con la religión, porque sin la Iglesia nunca habría gobernado, lo cierto es que a ningún obispo se le olvida quién es quién en el juego político y burocrático de las administraciones. Que nadie se llame a engaño. Los platos en la casa van perdiendo calidad y hoy no hay gaseosa porque no se ha podido ir al súper, falta alguna chuchería que antes era más habitual y en vez de pescado hay chóped. Más barato. Porque ningún español renuncia a su caña y su tapita, y ya se sabe que los andaluces son la imagen de este país, esa que tantas veces nos ha representado como esencia de la esencia, el tarro que se destapa y ahí va ese efluvio que resume todo, que sintetiza lo bueno y no mucho de lo malo, y que compendia gracia, requiebro y algarabía. Que no se diga que este cuerpo pasa hambre, aunque sea a base de carne hormonada y esas porquerías que le echan a los alimentos, esa basura que nos comemos con tal de que sea mucha, toneladas de basura para la salud, grasas saturadas, azúcares procesadas y todas esas miliquinientas que ya no sabemos ni qué. Así vamos. Viva la manipulación de las conciencias porque, total, ¿serviría de algo rebelarse?

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