La escuela pública

    28 abr 2021 / 11:57 H.
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    En la Escuela Pública se encarnan, mejor que en ninguna otra modalidad, los principios que la Constitución encomienda al derecho fundamental a la Educación. Así, en su artículo 27, le encarga promover el pleno desarrollo de la personalidad humana, en el ámbito del respeto a los principios constitucionales de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Por ese motivo, la enseñanza pública se convierte, allá donde se ejerce, en un motor vertebrador del territorio, promoviendo espacios de encuentro, de diálogo, de aceptación y convivencia en la diversidad, permitiendo sensibilizar a la comunidad educativa, formada por profesores, padres y alumnos, en el compromiso educativo tanto con la zona como con el colectivo. Por todo ello es por lo que me entristece profundamente los cierres anunciados de dos centros, la Escuela Infantil “Santa Catalina” y el CEIP “Muñoz Garnica”. El primero se ubica en una zona con necesidades de transformación social —ZNTS— que el Decreto-Ley 7/2013 de la Consejería de Igualdad indica como problemas significativamente apreciables de estas zonas tanto el absentismo y fracaso escolar, como altas tasas de desempleo y carencias formativas profesionales, pasando por circunstancias de desintegración social. En este contexto, es inexplicable la decisión del cierre de este centro por parte de la Junta de Andalucía, que no hace sino ahondar y cronificar la grave situación del territorio, yendo en contra de lo que ella misma tiene como obligación evitar, eludiendo la eficiencia social que la Junta se obliga a promover. Respecto al cierre del “Muñoz Garnica”, es lamentable perder un valiosísimo recurso que con tanto mimo y dedicación se ha trabajado durante tantos años, como es el aula específica de autismo. Que un centro cuente con este tipo de recurso permite sensibilizar en lo diferente a toda la comunidad educativa y a su barrio. A ver si nos convencemos que una Escuela Pública es necesaria para hacernos más solidarios, críticos y diversos. Cada cierre es un fracaso colectivo, tuyo y mío.

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