La curiosidad del pollo

    17 jun 2024 / 09:06 H.
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    Dicen los expertos que no es bueno el uso excesivo de los teléfonos móviles, especialmente en los jóvenes, porque afecta al desarrollo de su personalidad. Y así es a mi humilde juicio. Hablando en términos generales, una de las cosas feas que nos trae ese uso excesivo es la impaciencia y una casi incontrolada curiosidad que dificulta la práctica de la prudencia. Aunque sea cierto que Internet es una herramienta fabulosa para trabajar o entretenerse, es igual de cierto que su extraordinaria velocidad se “carga”, permítame la expresión mi querido amigo lector, sin que nos demos cuenta, ambas virtudes. En otras palabras, la mayoría estamos sumergidos en la filosofía del ya, en la que ni la paciencia ni la prudencia tienen cabida, y donde la curiosidad se brinda con palabras bonitas, mientras su realidad es peligrosa por lo adictiva que es. Pero como resulta que el ser humano no puede funcionar bien sin la paciencia y sin la prudencia, pues sin éstas dos virtudes uno va por la vida como pollo sin cabeza, es necesario, a mi parecer, plantearse un control del uso de Internet por su influencia grave en la personalidad de los jóvenes, y no tan jóvenes. Con la “excusa” del desarrollo económico

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