La cultura no se rinde

16 jun 2016 / 17:00 H.

Pobre cultura, qué lástima. Ayer me volví a cruzar con ella por la calle. Pero era la auténtica cultura, la de verdad, la que se patea los escenarios pese a sus achaques, y anda manchada de pintura hasta las cejas en su lúgubre estudio, y se deja la vista en las bibliotecas más modestas. No es esa cultura impostora de relumbrón, inquilina de telediarios y revistas de moda. El caso es que la pobre cultura está de capa caída, desnutrida, y andrajosa, no supo ahorrar en los buenos tiempos. Además como ella es contestataria e insumisa por naturaleza, su carácter le está acarreando graves consecuencias. Tiene un par de juicios pendientes, y hace poco le tomaron las huellas dactilares, y anda sometida a estrecha vigilancia. Cuando yo me la crucé, me contó la pobre (como nadie le hace mucho caso, cuando le das conversación te narra su vida y milagros) que le habían hecho los análisis periódicos que se hace uno cuando llega a cierta edad, y estaba muy preocupada porque le había salido el IVA por las nubes. Y el caso es que lleva mucho tiempo así, y no hay manera de bajarlo, y como la cosa no cambie, la pobre puede quedarse “IVAlida” para toda la vida. Con lo que ella ha sido, que se la rifaban los mecenas, y era el prototipo de la belleza universalmente apreciada por las gentes y agasajada por los poderosos. Y ahora está en la miseria, máxime, cuando la nueva legislación, considera incompatible la pensión de jubilación con los ingresos por creaciones culturales. Pero, con sus achaques y todo, la cultura resiste, es su naturaleza guerrillera. Que si aguantó el embiste de inquisiciones, censuras totalitarias y cazas de brujas, también espera sobreponerse al fundamentalismo y al empobrecimiento moral y cultural que nos aqueja. Y además, que más de uno está deseando verla criar malvas, y ella no está dispuesta a darle ese gusto a nadie. Porque ella sabe que, de pasar a mejor vida, la acribillarían a homenajes, en los que los mismos que la mantienen ahora en la indigencia, se pelearían por hacerse la foto, con expresión compungida, junto a su condecorada y lujosa tumba de solemne mármol.