La culpa

10 abr 2019 / 11:13 H.

La ciencia es humilde, no tiene muchas aspiraciones; con simples procedimientos de acumulación de datos, proposición de modelos y modificación de hipótesis nos ha permitido progresar bastante en apenas cuatrocientos años. Ahora la ciencia nos dice que estamos a una década de iniciar una reacción en cadena irreversible y totalmente incontrolable que con toda probabilidad significa el final de la civilización tal como la conocemos. También nos asegura que a fecha de hoy, tú, tus hermanos, tus padres y tus hijos estáis comiendo microplásticos. Yo me empeño en no usar plásticos, y los que uso, los reciclo. Lo juro. Con todo, me siento culpable de no renunciar a la mitad de los productos, no compostar y no comprar el cepillo de bambú, el estropajo de coco o las semillas a granel. Lo peor es que nos volvemos a equivocar. Demonizamos también a los más vulnerables en la sociedad por no llegar a fin de mes y mirar el céntimo más que el envase. Pero ni nuestros actos ni nuestra culpabilidad como consumidores son la solución al cambio climático. Solo hay una culpa, la del sistema. Una única solución, la ley; la de todos los Estados. Para mi grano de arena o la concienciación, ya no queda tiempo.