La cruda realidad
Ahora todo está desleído. Dicen, que se acerca una tercera guerra mundial. Voces agoreras que auguran freno, dolor, inseguridad, un nuevo peso desequilibrante. Ya no me gusta el regusto que antes obviaba por falta de atención, tal es mi seguridad que ahora me parece insoportable. Soy consciente de que he evolucionado. Esa es la vida, sanar para evolucionar. Pero mi progreso no es cualquier cosa. Soy capaz de ver que las cicatrices han crecido en número, también en profundidad. Las batallas se suceden, ese es el aprendizaje. Bestiales, y a cuerpo descubierto, pues la plena conciencia de que la vida se acaba es real. Soy una persona inconformista, rebelde, mega métrica, apasionada, pero con los pies en el elemento tierra. Por dicha madurez que de nuevo quedará obsoleta y anticuada, una vez más, he aprendido que convivir con un disgusto es nefasto. Ese sufrimiento interno irá horadando un agujero oscuro y profundo que solo aporta dolor y resta luz. Por ello, me niego a convivir con el fruto de la condescendencia y de la compasión, son insoportables. Elijo convivir con la complejidad de la cruda realidad fiándome de mi intuición, la mejor guía, porque ella sé que no me llevará al error.