La comedia

04 sep 2019 / 08:56 H.

Desde hace años, casi desde que navego por el ordenador, tengo la costumbre de, cuando ya la media noche ha vencido y he terminado mi trabajo cotidiano, ponerme a ver tranquilamente algunas de las muchas ofertas que ofrece la interminable cartelera de las redes. Y lo hago por series. Unas veces son películas del oeste, otras de misterio o de cine cómico, cuanto más rancio mejor. Disfruto con las zarzuelas y ahora le ha tocado el turno al teatro español. Ya llevo ocho vistas y tengo una larga lista de ellas y más que añadiré. Obras de nuestros mejores autores del siglo pasado e incluso del anterior, que fueron pasadas hace muchos años por Televisión Española. Unas las había visto en la pequeña pantalla, otras en directo en algún teatro de Jaén o Madrid, y otras, bastantes, las estoy viendo por vez primera. Y cada vez me gustan más. Una pena que el teatro esté tan restringido. Es posible que en la actualidad se estén escenificando obras tan buenas e incluso más que aquellas de mis tiempos e incluso con actores tan cualificados. Pero hace años que no voy al teatro cuando yo era de los que, si iba a Madrid y dormía allí cuatro noches, cuatro noches que iba al teatro. Y es que la afición me viene desde mi adolescencia, forjada en el desaparecido Teatro Cervantes donde vi docenas de obras teatrales con los mejores actores y actrices de la época. Ya hasta casi se me había olvidado el sabor y el encanto ensoñador del teatro, pero lo estoy recuperando a la vez que pienso en lo mucho que se están perdiendo las generaciones de hoy al no disponer de esta gratificante oportunidad. Estas que ahora disfruto son rodadas en blanco y negro pero me reconforta y me llena de emocionada emotividad ver a sus intérpretes, de los que a muchos conocí personalmente por mi profesión periodística. Una de las que he visto es la comedia de los hermanos Álvarez Quintero, titulada “Los mosquitos”. Admira comprobar que una trama tan sencilla pueda entretener y divertir tanto. En ella destaca la excelente interpretación de José Bódalo, uno de los grandes actores secundarios de nuestro cine que fue primerísima figura en el teatro. Y con él Antonio Martelo, que se hizo popularísimo en la televisión interpretando al “Séneca”, e Irene Daina. Francamente ésta de ver una buena obra teatral es una maravillosa manera de despedirse de un día y recibir a un día nuevo.