La Carrera

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Cuando la calle Maestra perdió su hegemonía de línea definitoria de la ciudad de Jaén, en los años sesenta, iniciaba su esplendor “La Carrera”. Era el centro de la ciudad, entre el edificio de Correos y el Teatro Cervantes. La situación social de la ciudad era la de un lugar donde se olvidaban los desastres acontecidos treinta años antes y se esperaba un futuro mejor. Si pudiésemos recorrerla, aspiraríamos el aroma del Café España, el olor a libros de las variadas papelerías o las fragancias de la perfumería Isaac, sin olvidar el imán goloso de la Confitería de Porras o de Lendínez, ni el bullicio de los aledaños del Mercado. Eran comercios de los emprendedores de Jaén de aquellos años. Gente sencilla y trabajadora, que llegaron a formar una auténtica familia en la que cualquier cambio como la capa de alquitrán para ocultar los adoquines o la instalación del primer semáforo constituía un acontecimiento que rompía su rutina diaria. He pasado hace poco por La Carrera con sus preciosos edificios modernistas y comprobé la desaparición de tantas tiendas y la sustitución por bares y cafeterías. ¿Era mejor aquella Carrera? ¿Es mejor la más reciente? Ni una cosa ni otra. Son muy distintas, como corresponde al siglo XX y al XXI.

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