La caída de San Juan
Estoy viendo Canal Sur y escucho cómo se explica la caída de San Juan refiriéndose a la aceituna. Consiste en que el olivo agarra el fruto que prevé que será capaz de sacar hacia adelante y descarta el resto dejándolo caer. Como la información la tenemos de primera mano y mi curiosidad siempre está a punto, busco otras formas de inteligencia de las plantas. Algunas cierran sus hojas a algún tipo de contacto para no resultar apetitosas y ser comidas. En Sudáfrica las acacias acumulan taninos, moléculas tóxicas en sus hojas, para no desaparecer ante el excesivo consumo de los antílopes. Y como no se trata de escribir un tratado de botánica, todo esto precede a una reflexión sobre el comportamiento del ser humano, el considerado ser inteligente de la Creación. El ser humano y sus ansias de poder. O mejor el inhumano y sus guerras. Al que no le afectan para nada las vidas perdidas, ni se inmuta ante cualquier tipo de destrozo. Ahora va a resultar que los animales y las plantas van a darnos clase de buen comportamiento. Aprovechando que llega el calor, a quien ostente el poder para hacer daño, le deseo que le suba la temperatura poco a poco, hasta el punto de que esté deseando soltarlo.