La balanza de la vida

    07 nov 2019 / 10:36 H.
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    Egipto, mil años antes de Cristo, imagine que es un Faraón ¿ya? ¡En serio! Y que muere ¡Lo siento!... Una vez muerto le quitarán sus órganos para su momificación salvo su corazón. Setenta días tardarán en convertirlo en una momia. Maquillarán su cuerpo, sus ojos y sus uñas. Cubrirán con bandas de lino sus dedos, a los que pondrán anillos. Después le encerrarán en un sarcófago de madera, en otro de oro y el último de piedra. Para los egipcios, el peor castigo era el olvido, borrar, destruir sus hazañas. En un barco por el Nilo llegará a la orilla de los muertos y se someterá al juicio de Osiris ante cuarenta y dos jueces y para ello usarán una balanza, en el plato izquierdo colocarán su corazón y en el derecho una pluma. Cada juez formulará una pregunta sobre su pasado y el corazón puede crecer o menguar de peso. La justicia tiene como símbolo esta balanza egipcia. La pluma en sí no tiene significado, es un concepto, un contrapeso. Si la pluma pesa más, su corazón será devorado por un animal con cabeza de cocodrilo, patas delanteras de león y patas traseras de hipopótamo. Supongamos que supera la prueba ¡Bienvenido! Ha llegado al paraíso, al campo de los juncos, donde vivirá eternamente.

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