La antipolítica

    26 nov 2024 / 09:04 H.
    Ver comentarios

    Cuando nos detenemos en leer la prensa generalista, escuchar informativos y tertulias radiofónicas o ver los telediarios y noticias televisivas, solo es posible sacar una conclusión: “España se hunde”. En efecto, se conceden indultos y la amnistía a los golpistas y separatistas catalanes, prometiéndoles una financiación singular antisolidaria con el resto de las comunidades autónomas; la pareja sentimental de la presidenta Díaz Ayuso defrauda a Hacienda; el progresista y feminista Íñigo Errejón se separa de la política tras ser denunciado por comportamientos machistas y posibles delitos de agresión sexual; Koldo y Ábalos procesados por presunto enriquecimiento ilícito durante la pandemia; el presidente valenciano Mazón hace dejación de funciones el día de la DANA en Valencia, prolongando un almuerzo de difícil justificación e incorporándose tardíamente al operativo de emergencias; Aldama “canta”. Además, tenemos bajo mínimos de prestigio y solvencia, por su evidente politización, al Tribunal Constitucional, al Consejo General del Poder Judicial, el Supremo, la Fiscalía General del Estado, etcétera. No, no sigo porque sumiría en la depresión al generoso lector que vea esta columna.

    Cuando se dejan a un lado los canales de información generalistas y nos centramos en la prensa económica —yo sigo habitualmente tales noticias en Expansión, Cinco Días y el Economista, de diferente tendencia ideológica— el panorama cambia. Extraigo algunos titulares de las últimas semanas: “España, una isla de fortaleza económica” (Expansión); “La OCDE sitúa a España como el motor de una Eurozona lastrada por un crecimiento raquítico” (Cinco Días); “El FMI eleva sus previsiones para España y la sitúa como la gran economía avanzada que más crece”; “La inflación se modera al 1,5 por 100 en septiembre, el menor nivel en tres años y medio”. Si descendemos al nivel autonómico, vemos que el presidente Moreno Bonilla sostiene que: “Andalucía ya no es el vagón de cola sino locomotora de España”, como también afirma que: “En el período 2019/2022 el PIB andaluz se incrementó un 2,4 por 100 frente al 2 por 100 nacional”, llegando a la conclusión de que si España va bien es porque Andalucía tira del carro. Hasta en Jaén el CES local constata que: “La población ocupada crece en la capital más que en Andalucía y que en España”. Además, volviendo al ámbito nacional, este año nos visitarán más de 90 millones de turistas extranjeros, al tiempo que el número de ocupados, según la EPA, se elevó en el tercer trimestre hasta la cifra histórica de 21.823.000.

    Las noticias buenas no venden, parece que se sostiene en algún manual de la comunicación periodística, por lo que la buena marcha de la economía “no vende” y se relega a espacios secundarios, dejando para los titulares de portada el enfrentamiento, la denuncia, la descalificación del contrario, el odio, la lucha cainita, la defensa a ultranza de las posturas partidistas, etcétera. ¿Cuál está siendo, a mi juicio, el resultado de todo ello? El alejamiento del ciudadano de la política, que empieza a estar harto de esta dialéctica del enfrentamiento, de la dinámica de poner los intereses del partido —aferrarse al poder o acceder al mismo— por delante de las necesidades de las personas. Sí, el ciudadano está muy harto del discurso del odio, de la polarización de la vida política, de estar gobernado, o con aspirantes a gobernar, que son supuestamente dictadores, corruptos, ineficaces y ladrones. ¡Qué depresión! El panorama es terrible y en este contexto ocurre lo peor, el ciudadano se aleja de la política y aparecen los populismos y la antipolítica, saliendo a la luz los “salvadores de la patria”, los Milei en Argentina, Trump en USA, Orbán en Hungría, Maduro en Venezuela o Putin en Rusia, quedando en puertas los franceses y los alemanes. No, no podemos seguir así.

    Termino diciendo que me duele el daño reputacional que se pueda hacer a España, Andalucía o Jaén, por el exclusivo interés partidista. Sé que me criticarán por situarme en la equidistancia, pero es lo que siento y lo que toca hoy y no alimentar la polémica y el enfrentamiento.



    Articulistas