La agonía política

La izquierda siempre sube al poder de una manera agónica. La derecha reaccionaria y patrimonial (cree firmemente que el poder es su patrimonio) le acosa a destajo; Felipe González tomó el poder el 28 de octubre de 1982 tras el desatino de un fallido golpe de Estado, cuando Tejero ocupó el Congreso. El presidente Zapatero ganó las elecciones con mayoría relativa tres días después del mayor atentado terrorista de la historia en suelo europeo, en la estación de Atocha en Madrid el fatídico 11 de marzo de 2004. Inmediatamente después de ganar las elecciones, ni siquiera le dejaron los 100 días de cortesía, fue brutalmente criticado en todos los medios posibles; la hostilidad hacia su persona llegó hasta el insulto institucional por parte del candidato a la presidencia, Mariano Rajoy. Un episodio vergonzoso, sin duda, para la democracia. Sánchez lleva el mismo camino, con el agravante de que la crítica hacia él, y a lo que pueda hacer, se ha empezado a dar antes de haber sido elegido presidente y de haber tomado posesión de su cargo. Hasta se pidió la intervención del ejército para parar su investidura. Un despropósito más de la derecha ademocrática. Sin duda, mejoramos.