¡Júbilo de jubilados!

En la plaza de Santa María, lugar donde disfruto de los edificios más emblemáticos de Jaén, nuestra majestuosa Catedral, pulida por el maestro Vandelvira. El palacio Episcopal adecentado por Luis Berges, y nuestra Casa Consistorial a la que se une el palacio de Montemar para albergar nuestro palacio municipal, gracias a Cancio Uribe a primeros del siglo XX. Todas estas joyas de nuestra ciudad observan, cada lunes, cómo varias decenas de hombres de edad madura se agrupan en la escalinata de acceso a la Puerta del Clero de la Catedral. Miran al edificio Municipal, con rabia de conocer que su esfuerzo de más de cuatro décadas laborando en sus oficios apenas les permite tener una pensión suficiente. Así es, todos los lunes del mes, Félix, Antonio, Juan, Pedro y tantos otros, se apostan frente al balcón principal del Ayuntamiento, para pedir ser “escuchados”. Han sido la fuerza que movió esta ciudad, y hoy nuestros ilustres jubilados se encuentran con las puertas Consistoriales cerradas. Reclaman unas pensiones justas, mejoras para sus necesidades básicas, y tan solo desean que la sociedad valore su aportación a la ciudad. Gracias por demostrarnos que hay muchos jubilados dignos.