Juanito Valderrama. Figura indiscutible

13 jul 2016 / 18:00 H.

Juan Valderrama Blanca nace en Torredelcampo el 24 de mayo de 1916 y muere en Espartinas (Sevilla) el 12 de abril de 2004, con 87 años. Se profesionaliza en el flamenco muy joven. Desde su actuación, 1931, en el teatro Metropolitano de Madrid —cobrando 25 pesetas diarias— hasta el último homenaje que le hizo el Gobierno andaluz (Madrid, 23 de febrero de 2004) se desarrolla la historia de un hombre, maestro y leyenda viva del flamenco, aunque a algunos les cueste trabajo reconocerlo. Juanito ya tenía varios e importantes reconocimientos: Escudo de Oro de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Jaén (1994); este mismo año se le hacía un multitudinario reconocimiento en la Plaza de Toros de las Ventas; Medalla de Andalucía (1998); en 2003, el Rey le entregaba la Medalla de las Bellas Artes y junto a estos, también poseía la Medalla del Mérito en el Trabajo (1983), la de la Emigración y la del Turismo. Es hijo predilecto de Torredelcampo y en su pueblo natal, la Peña Flamenca lleva su nombre.

Para hacer un estudio objetivo sobre la figura de Juanito Valderrama, hay que situarlo en el momento histórico de su aparición. Es un fenómeno social de la posguerra civil española. Dentro de la historia del cante es la máxima figura, junto con Marchena, del operismo flamenco. En el segundo periodo, 1940-1955 de esta etapa del flamenco de las que distingue Blas Vega, Valderrama es figura indiscutida. Periodo en que este arte se masifica, la gente va a los espectáculos, se aumenta el repertorio de los cantes, lo que también conlleva a hacer concesiones. Es una figura discutida dentro de la Historia del Flamenco, algunos estudiosos le niegan el pan y la sal, incluso le responsabilizan de la falta de autenticidad de algunos cantes. Entre estos tenemos a González Climent, Fernando Quiñones, etcétera. En obras clásicas de la historia del flamenco ni se menciona, como si no existiera; así tenemos a “Mundo y Formas del Cante Flamenco”, de Ricardo Molina y Antonio Mairena; “Introducción al cante flamenco”, de Manuel Ríos Ruiz; el mismo “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco” se limita prácticamente a hacer una reseña de las compañías que formó, su relación cronológica, los artistas más destacados que participaban en ellas y a esto les suma unas breves notas biográficas solamente.

Estos ¿olvidos? no son solo con Juan Valderrama en la literatura del flamenco, recordemos como Fernando, el de Triana, en “Arte y Artistas Flamencos”, se olvida de Rafael Ramos Antúnez “El Niño Gloria” y no por eso este deja de ser un gran cantaor y una figura importante del flamenco.

En cambio otros, con justa mesura, le reconocen su importancia y aportación al flamenco. No olvidemos que Juanito Valderrama es un gran conocedor de todos los estilos del cante, quizá el que más grabaciones ha realizado en la historia —registrando su último disco en directo en el Festival Internacional de las Minas en 2000—, acompañado por guitarras de la categoría de Sabicas, Ramón Montoya, Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Juan Habichuela y Paco de Lucía. En sus actuaciones ha trabajado junto a figuras como la Niña de los Peines, Vallejo, Niña de la Puebla —que es quien le hace su primer contrato—, El Malagueño, El Pinto, Fosforito, Curro de Utrera, Marchena, Varea, Jacinto Almadén, María Vargas e incluso Camarón de la Isla.

Investigadores como Génesis García le reconocen su labor como continuador y difusor de los cantes mineros. Caty León, en “El Cante de Levante”, de Sevilla Flamenca, en el número 89 y página 92, dice: “El camino abierto por Chacón con respecto a los cantes mineros fue seguido por artistas de prestigio y categoría, cada uno de los cuales fue capaz de aportar sus propias tendencias personales...” —menciona una serie de nombres entre ellos Manuel Torre, Escacena, Cojo de Málaga, Pastora Pavón y Vallejo y sigue— “... Y finalmente Juanito Valderrama que recoge algunos cantes que ya estaban en el olvido”. La Gran Enciclopedia de Andalucía, en su tomo 7, recoge una semblanza de Juanito Valderrama que refleja su verdadera dimensión dentro del mundo del flamenco, dice sobre él: “Seguidor de la escuela de Chacón y Marchena, se define artísticamente por su personalidad dual; tras el interprete de canciones andaluzas se esconde un maestro consumado del cante flamenco. Juan Valderrama es un profundo enamorado de los grandes maestros del cante jondo: Mellizo, Caganchos, Manuel Torre, Antonio Chacón, Niña de los Peines,... Hay que decir, y con verdad, que Valderrama conoce y sabe cantar “por derecho” una amplísima gama de siguiriyas, soleares, tangos, malagueñas y tonás. Ha dado a conocer la variadísima gama de cantes en una Antología del cante flamenco, recordando los viejos estilos de Paco la Luz, Marrurro, La Cherna, Torre, Pavón, Frijones, Chacón, La Trini y Juan Breva. Mención especial hay que hacer del artista giennense en los llamados “estilo de Levante,: mineras, tarantas, malagueñas, cartageneras y murcianas, campo este en el que Valderrama es una auténtica autoridad. También ha destacado como completísimo cantaor de saetas”.

Editó sendas antologías históricas que son más bien enciclopedias de todos los cantes.

Juan Valderrama recorrió todos los teatros de España, cantó en Europa y América, protagonizó varias películas de cine. Ahora en el centenario de su nacimiento el mundo del flamenco lo está recordando —las Federaciones Provinciales de Peñas Flamencas de Jaén y Sevilla le han dedicado circuitos recordando su figura— pero creemos que estas fechas son idóneas para reconocerle su importante aportación al cante flamenco y recoger en una edición su obra: Juan Valderrama cantaor flamenco, presentarlo y reivindicarlo en un congreso —se ha hecho con otros artistas— pero, al día de hoy, las instituciones a pesar de ser el Flamenco Patrimonio de la Humanidad y el mandato que recoge nuestro Estatuto de Autonomía (Artículo 68) con la conservación, promoción, ... y difusión del flamenco como elemento singular del patrimonio cultural andaluz, no parece que estén por la labor. Aquí en Jaén se está echando de menos actos de verdadero nivel recordando su figura. Junta de Andalucía, Diputación, Universidad (¿han olvidado estos que crearon una Cátedra de Flamenco con su nombre?), todavía se está a tiempo. Juanito Valderrama se lo merece.