Jasmina

    28 may 2019 / 17:14 H.

    Cuentan, con solemnidad legendaria, que hace más de 500 años, cuando Jaén era pieza importante en el Juego de Tronos de la Península, vivió y murió en la ciudad una princesa mora llamada Jasmina, Jazmín. Igual que la princesa del Aladdin de Disney. Habitaba la muchacha en dependencias del Castillo que para ella había construido don Miguel Lucas de Iranzo, condestable de Castilla y amante encandilado, que en sus tierras no gustaba de distingos entre credos y razas. La relación no era ningún secreto en aquel Jaén, corto de vecinos y muy dado, como siempre, al comadreo callejero. Los peores, los nobles. Envidias de poder, celos de aquel romance, intolerancia... la historia no lo deja claro. Aprovecharon un viaje del condestable para consumar su traición más vil y rastrera. No les conmovió siquiera que Jasmina estuviera embarazada para violarla en tropel. Después, a modo de tribunal de la Inquisición, la quemaron viva. Cuentan, con solemnidad legendaria, que puede escucharse un llanto en ocasiones cuando cae el sol, entre las almenas del Castillo de Santa Catalina, que es Jasmina esperando el regreso de Miguel. Incluso hay quien afirma haberla visto.