Jaén, ¿tercer mundo?

En 1971 Antonio Burgos publicó un libro (“Andalucía, ¿Tercer Mundo?”) que despertó la conciencia de los andaluces sobre los problemas endémicos que la asolaban; cincuenta años después, afortunadamente, la realidad andaluza es bien distinta aunque, por desgracia, Jaén y, en particular, nuestras sierras no han participado suficientemente de ese progreso. Nuestra tierra sigue siendo una isla tercermundista abandonada en un país de progreso. Andrés Ortiz Tafur con título que suscribo, la ha llamado “La España despreciada”. No es posible en el siglo XXI que parte de una provincia carezca de servicios esenciales y casi toda ella los reciba de baja calidad. Cualquier jiennense de Pontones o de Hoya del Salobral tiene el mismo derecho que los de las grandes ciudades al fluido eléctrico, línea telefónica y banda ancha ¡que funcionen!, de lo contrario, todo es un paripé. Medios hay, la Unión Europea los da a manos llenas, las administraciones lo saben, las suministradoras se lucran y los ciudadanos no nos quejamos lo suficiente. Si el turismo no viene, las inversiones no llegan y la gente se va con su dinero en el calcetín, nadie puede quejarse. Ahora lo arreglarán hasta que, de nuevo, caigan cuatro gotas.