Jaén se rinde a su dulzura

    24 nov 2021 / 16:19 H.
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    El otoño ha pintado de hojas secas una alfombra en el parque, en el andar que tienen las aceras, escribiendo en las calles versos de viento y niebla, que desdibuja el perfil, vistiendo de romances la muy noble y muy leal ciudad, guarda y defendimiento de los reinos de Castilla. El viento grita su voz entre las altas piedras, entonando en la cruz su invisible canción que se deshace al compás de la noche. Miles de estrellas escondidas titilan en silencio, mientras al Jabalcuz lo despierta la lluvia, que besando su cima en su translúcido canto ha dibujado sus diáfanos versos. Noviembre deshojando sus días, va desnudando árboles, despojando sus frondosos vestidos, descubriendo las ramas ocres que antes sostenían el verde de sus hojas. El castillo callado observa la ciudad desde lo alto, sus piedras se han dormido con el viento en las manos. Las seis torres vetustas, cual centinelas, custodian la ciudad, que reposa su sueño entre las nubes, coronando de grises el cerro donde la historia ha marcado con sus huellas el pasado. Junto a la torre del homenaje ella vela a Jaén, faro de luz y guía, sosteniendo en sus manos la palma y la espada y a sus pies hay una rueda arpada, los elementos de su martirio.

    Y Jaén se rinde a su dulzura, al tierno suspirar de su belleza. Catalina entre dorados sueños entona a la ciudad un eterno poema de versos infinitos. Protectora desde el alto cantar donde las piedras guardan el tiempo y se viste la historia de recuerdos que han quedado grabados en el atardecer de una noche callada. Jaén vuelve a sentir la madrugada de crisantemos, lirios y azucenas, vuelve a encontrar el sol sobre las altas cumbres, a notar ese viento en la cruz como una brisa suave que envuelve melodías. Jaén rinde el amanecer a su belleza, a la dulce ternura de ese rostro callado, donde el silencio habla y deja sensaciones, donde se escuchan claras oraciones, súplicas, peticiones... para que ella las presente al Señor. Jaén no se ha olvidado de aquella noche oscura iluminada, de aquel día donde volvió la luz a despertar de un sueño. No se olvidó de aquellas emociones, y cambia la amargura, porque guarda en su son la melodía, rindiéndose al amor de su dulzura.

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