Jaén en octubre

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Las sierras de Jaén están que rompen de hermosura. No han recibido el agua que debiera, pero el paisaje que se ofrece es idílico. Los tonos ocres otoñales, entre rojizos y pardos se entremezclan al boscaje montañoso donde el aire huele a pureza y jara. Octubre es ilusionante, donde los ánimos suben y se toma con ganas la vida. Es el momento propicio para empezar. Dejamos el calor impuro del verano, pasó la feria de San Lucas siempre tan esperada y llena de disfrute. La campaña del olivar comienza con la oliva de verdeo. La ciudad toma su ritmo y brilla su yo auténtico por el que vive y subsiste. Decir Jaén es decir olivar. Ninguna ciudad del mundo cuida y mima a sus campos de olivos como lo hace Jaén, ellos son nuestro orgullo y nuestro pan. Por estas causas y otras, Jaén revive en este mes siempre; mes excelso, indiscutiblemente también por su epopeya: un 12 de octubre histórico, la gesta del descubridor Colón y la Hispanidad. Fechas, tierras, todo cabe en este crisol de octubre. Nosotros, en la sosegada paz de nuestro Jaén nos parece oír la voz vieja y cansada del poeta repetir: campo, campo, entre los olivos, los cortijos blancos.

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