Jaén, capitalidad cultural

Nuestra provincia es muy rica en patrimonio cultural. La titulación de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio de la Humanidad por su legado renacentista; la riqueza arqueológicas de Porcuna, Cástulo, Castellar o Peal de Becerro; la entidad de fortalezas y castillos como las de Baños de la Encina, Alcalá la Real, Canena, Sabiote, Segura de la Sierra, Hornos, Huelma, Alcaudete o Torredonjimeno; la arquitectura renacentista y barroca de ciudades como Linares, Andújar, Cazorla, La Guardia o Villacarrillo; el urbanismo racionalista de La Carolina, Mancha Real, Valdepeñas o Linares; el Museo de Zabaleta en Quesada; la arquitectura contemporánea de Martos... son algunos de los ejemplos que acreditan la importancia del legado recibido. Pero en ese contexto patrimonial de la provincia, conviene poner también de manifiesto la extraordinaria calidad del legado artístico de la capital. El monumento principal de la provincia, la Catedral, con sus tesoros escultóricos, pictóricos y muebles, aún no goza del título de patrimonio de la humanidad, pero es un objetivo pendiente y de justicia. Las zonas arqueológicas de Puente Tablas o Marroquíes; el urbanismo poliorcético de las murallas y castillo de Santa Catalina o de Otiñar; los baños árabes y el palacio de Villardompardo; las iglesias de la Magdalena, San Bartolomé; San Ildefonso, el Sagrario; el casco histórico judeo-árabe-cristiano; conventos como el de Santa Úrsula, las Bernardas, o Santa Teresa; edificios civiles como el Palacio Provincial, el Hospital de San Juan de Dios, o el antiguo Banco, de Moneo; los palacios del entorno de la Catedral; la arquitectura regionalista de Bernabé Soriano; el eje del Paseo de la Estación que dio origen al Jaén contemporáneo; el Museo Provincial o el Museo Internacional Ibérico (todavía sin la necesaria dotación de obras), hacen de esta ciudad un paraíso arquitectónico y urbanístico. Pero es necesario que la ciudadanía disfrute y valore el patrimonio y reivindique la capitalidad cultural de la provincia; que las instituciones se comprometen en su protección y en el impulso del urbanismo cultural; la catalogación de todos los bienes culturales.