Internet nos domina

Ver comentarios

Cuando llegó la informática a nuestras vidas nos deslumbró al instante. Un invento mágico, atrayente e innovador se abría ante nosotros. Un flash cegador de sorpresas nuevas se adentró en nuestra vidas, inabarcable en toda clase y saberes del mundo. Tan tajante fue su poder que hasta los que al principios le cerramos los ojos y dudamos con recelo de él. Nos ganó con un suave parpadeo. Tan poderosas fueron sus formas que nos hicimos devotos de él hasta el tétano. Internet entró en nuestras vidas como un tsunami. Arrasando, mandando, aunque con guante de seda nos sedujo. No cesaba en sus conquistas como el más apasionado amante. Lo de atrás ya olía a arcaico y atufaba a muerto, a cosa pasada. Ante esa fuerza poderosa, todo era un caminar y proyección irresistible. Internet entró, se acomodó en nuestras casas como un reyezuelo enamorado y sin demora. Ahora todo ha cambiado. Aunque confiados y abrazados a él, estamos totalmente rendidos en sus redes. Una marejada acecha. No conocíamos su alcance. No el enjambre que mueve ese mundo gigantesco. La maraña desconocida e inexplicable que se ha metido en nuestras vidas. Nuestra intimidad personal y descalabros desconocidos.

Articulistas