Inteligencia y creatividad

    14 mar 2023 / 08:46 H.
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    Efervescencia social, es la que nuestra provincia, fruto de la frenética agenda preelectoral, vive durante estos días con la celebración de innumerables actos que pretenden involucrar a los principales agentes socio económicos, a fin de compartir o presentar proyectos estratégicos para nuestros pueblos. En alguno de ellos a los que he tenido la fortuna de asistir, he podido observar una corriente crítica de opinión por parte de algunos profesionales y responsables políticos, hacia la incorporación de perfiles que sobre el papel o por su pasado político pudieran no resultar coherentes o cuando menos, con un pensamiento convergente con la cultura y los valores del partido que decide incorporarlos a sus filas. Por mi parte, y sin pretender ahondar en los motivos que conducen desde el punto de vista individual o de la propia formación, a tomar este tipo de decisiones, quiero reflexionar sobre la importancia que para la innovación tiene la creatividad, y cómo ésta surge de forma exitosa en equipos con estilos de pensamiento y habilidades técnicas diversas.

    Nuestra provincia está necesitada de pensamiento creativo, capaz de ser generador de ideas-proyectos que satisfagan las enormes necesidades que, como territorio hostigado durante décadas, venimos teniendo. Y es por ello que aplaudo a las corporaciones, a las asociaciones y también a las formaciones políticas que en el propósito de conseguir un buen grupo creativo, mezclan personas-profesionales con pensamiento divergente y convergente. Los primeros ayudan a ver las cosas desde nuevas perspectivas, se muestran intuitivos y permiten desarrollar conceptos novedosos. Los segundos, por el contrario, consiguen a partir de entender el orden establecido, que el divergente sea útil. Por decirlo de un modo simple, los perfiles divergentes crean lo novedoso, tienen las ideas, pero los de pensamiento convergente hacen que sus ideas se conviertan en realidad y sean útiles. La ciencia nos dice que el pensamiento creativo es más exigente desde el punto de vista cognitivo que el pensamiento lógico. Involucra a más partes del cerebro, tanto del hemisferio izquierdo como del derecho, y demanda más memoria.

    Cuando se trata de combinar diferentes ideas o perspectivas, el cerebro trabaja a toda máquina, probando múltiples combinaciones para encontrar una solución que pueda dar buenos resultados. Y en lo que nos ocupa, estas mejores soluciones tienen destinatarios claros: los empleados en el ámbito empresarial y los ciudadanos cuando hablamos del ámbito político. Lo curioso, y lo percibo repetidamente en los eventos y foros a los que anteriormente hacía mención, es que tendemos a recompensar a los “críticos” porque los críticos parecen más inteligentes. De hecho, los analistas de tendencias digitales afirman que las reseñas negativas son percibidas por los demás como menos simpáticas, pero más inteligentes y competentes que las reseñas positivas.

    Cuando Steve Jobs se hizo cargo de Pixar (estudio cinematográfico de animación por computadora subsidiario de Walt Disney Studios) la empresa tenía dificultades para producir un éxito de taquilla a pesar de contar con algunas de las personas más inteligentes del sector. Tras darse cuenta de que el exceso de críticas echaba por tierra las ideas creativas, instauró la política del “plussing”, según la cual sólo se podía hacer una crítica si incluía una posible solución. Esa sencilla estrategia hizo que la gente pasara de criticar a crear, cambió por completo la dinámica del equipo y condujo a una serie de éxitos que empezaron con el desarrollo de la película Toy Story.

    Por lo tanto, podemos y debemos mejorar la creatividad de los grupos prestando especial atención a cómo se discuten las ideas. La diversidad de pensamientos y de habilidades ayudan siempre. Se trata de abordar el debate con una mentalidad abierta para reconocer los aspectos útiles y mejorar los puntos débiles de lo que nos importa a todos: el lugar donde hemos elegido estar, nuestro Jaén.

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