Intelectuales y almas puras
Mi amiga Sofía Sapientia, mujer redundante, de mucha responsabilidad y muy proclamada consideración pública en nuestra provincia, que fue profesora de universidad, a la que le tengo un gran respeto no por la profesión que ejerció, sino por su avanzada edad, su decencia y sabiduría, me insiste, mientras se lleva su caña de cerveza a la comisura de sus labios, en que contra lo que pienso y no paro de repetir, en nuestro país no siempre gana el que resiste, y me recuerda, quizás para que la entienda mejor con algún ejemplo que me haga recapacitar y enmiende mi equivocación, el tremendo y amargo caso de los numantinos que resistieron como fieras y al final perdieron. Estas personas perdieron la vida, le contesté, pero no estoy seguro de que perdieran del todo ya que no perdieron más que eso, y el respeto también cuenta. Me vino a las mientes y lo solté de corrido el bello advertir de Quevedo cuando escribió: “Dichoso serás y sabio habrás sido, si cuando la muerte no te quitare sino la vida solamente”.
Parece que le tienes apego a la resistencia a ultranza y por mero deleite, y eso no es nada fácil. Eso lo sabemos tú y yo y todo el mundo, y hay momentos en los que se duda de todo y de lo más conveniente y de nuestras propias estrategias y salen fuerzas de las últimas flaquezas y al final se gana como yo a mis años que no dejo de presidir entierros y beber cerveza. Puede que lleves razón y el placer esté en la misma pelea más que en la victoria. Mira la universidad donde yo ejercí en la que la posmodernidad ha desplegado todo su aparataje, en este caso diseñado en Estados Unidos, por las universidades norteamericanas, por las universidades gringas, para imponerse en todo el mundo, globalmente. De hecho, el programa Bolonia no ha sido más que la incorporación del posmodernismo y de su sistema en Europa, precisamente en uno de los momentos más acusados de degradación y de decadencia del sistema académico norteamericano. Y eso se ha hecho acríticamente, se ha implantado sin ninguna oposición. La única oposición que hemos podido ver escasamente son artículos en la prensa donde más o menos la gente que apoya desde sus puestos de trabajo y en su día a día la reforma de Bolonia, luego públicamente han escrito y escriben artículos diciendo que esto es un escándalo. Es decir, es como los mismos que apoyan la evaluación curricular aprobando a estudiantes o graduando y licenciando a estudiantes con dos asignaturas suspensas, después fuera de ese contexto dicen que es una barbaridad el estado de deterioro en el que se encuentra la educación. Aquí jugamos a las dos bandas. Es decir, por un lado, contribuimos operatoriamente al deterioro de la educación y, luego, por otro lado, públicamente hablamos como si fuéramos curas, intelectuales o almas puras, insistiendo en la idea de que nosotros nada tenemos que ver en esto. Estamos desarrollando sistemas educativos donde se aprueba con asignaturas suspensas. Las universidades se liberan de esta manera del fracaso universitario, inoculan en la sociedad profesionales fraudulentos y se engañan a sí mismas, pero todo el mundo contento. En el caso de la universidad se ha convertido en un instrumento al servicio de la posmodernidad que emana de la universidad norteamericana y que ha exportado a toda América, desde Alaska hasta la Patagonia, a toda Europa Occidental y otros lugares del mundo. Existen excepciones como China que no necesita este tipo de modelos, tiene el suyo propio, tiene su propio concepto de comercio, no admite los nacionalismos y tiene su propia seudocreencia religiosa para preservarse de cualesquiera iglesias extranjeras. Esto no puede ocurrir en una sociedad donde los profesionales tengan que estar realmente acreditados; estaríamos ante una sociedad que se engaña a sí misma a todos los niveles. Quizás cuando necesitemos profesionales competentes esto entonces se suprimirá y desaparecerá. Pero es que actualmente a la sociedad le sobran recursos humanos y le sobran los conocimientos. Por eso prescinde de las personas y pone en circulación conocimientos inútiles.