Incertidumbre actual (IA)

Hace unos días conocimos una estafa en la que se utilizó la inteligencia artificial para suplantar en una videollamada a los jefes de la empresa, de esa forma, consiguieron que un empleado les transfiriera varios millones de euros. Es un ejemplo de la nueva realidad a la que nos enfrentamos, una realidad cada vez más compleja y llena de incertidumbre. Muchos de nosotros hemos recibido un mensaje de un supuesto hijo en el que se nos dice que ha perdido el teléfono y que pinchemos en un enlace, por lo general, no le hacemos caso. Pero si en lugar de un texto nos llegara una videollamada con el rostro y la voz de nuestro hijo, ¿qué haríamos? Entramos en un terreno pantanoso, con escasa regulación; una vez más, la tecnología va por delante de las leyes y nos encontramos expuestos a los estafadores virtuales. Cualquiera de nosotros puede ser víctima de una de estas estafas, pero hay un colectivo especialmente vulnerable: las personas mayores, que son a las que más les está costando adaptarse a los nuevos tiempos digitales. La solución no es fácil, pues la inteligencia artificial es beneficiosa en muchos campos y no se puede ir contra el progreso, pero habrá que regularla antes de que nos aplaste.