Igual para iguales
En ocasiones, podemos pensar que nuestros ideales son los que conforman nuestra vida, sin embargo, es más bien nuestro modo de vida el que moldea nuestras preferencias, prejuicios y motivaciones. En la actualidad, para poder vivir de una forma más justa, debemos partir de nuestras diferencias; ya que, si no todos hemos crecido con las mismas oportunidades, no podemos juzgar a una persona por lo que produce y los resultados obtenidos. Muchos profesionales del ámbito audiovisual han salido a la palestra por eludir, tal y como vinieron haciendo deportistas o cantantes, sus obligaciones fiscales. Si bien es lícito ir a otro país para pagar menos impuesto, no es por ello más moral; porque ¿qué hubiera sido de ellos sin una educación o sanidad pública? Como si de una cocina francesa se tratase, o de un escuadrón militar, cada uno tenemos que tener limpia nuestra parcela de la calle, dar lo mejor de nosotros mismos y aceptar que no todos están en la misma condición. Nuestros ideales deben ser el resultado de las vivencias y de las convicciones, la forma de empatizar con el extraño para descubrir que no somos tan distintos unos de otros.