Humoreske

    24 may 2024 / 09:21 H.
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    Según un test de audición encontrado por internet yo debería tener más de setenta años. Se supone que a mi edad tengo que oír tonos comprendidos entre 10.000 y 12.000 Hz, pero no los escucho. Así que además de verificar mi incipiente sordera, de pronto me pregunto por los miles de sonidos, imágenes o percepciones que se escapan de mi vida cada instante, ya sea debido a la sutil elección de mi subconsciente o por la limitación de almacenamiento de esta biocomputadora que configura mi cuerpo y mi mente. Hay una composición de Schumann en cuya partitura hay un fragmento escrito para no ser tocado por el pianista, solo para ser escuchado por su “voz interior” como escribió el propio compositor; quizá por eso la obra se titula “Humoreske”, más que por ser una música alegre y divertida, como “un estudio de los humores” en el sentido de emociones, corazonadas o intuiciones. Creo que a partir de ahora voy a entrenar mi voz interior para escuchar la música silenciosa, para elegir más sabiamente las percepciones sensoriales a las que presto atención; ver a las personas invisibles, incluir a las excluidas, significar a las que no tienen significante y recorrer este camino intransitado con humor.

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