Humo blanco

16 sep 2019 / 09:15 H.

Se acabaron las dudas, las cábalas, los intentos frustrados y todo eso que viene preocupando a los españoles, por lo menos a algunos, que prestan atención al mercadeo político para tratar de formar un gobierno capaz de satisfacer a todas las partes. No es que se haya solucionado esta cuestión pero estoy seguro que su interés va a pasar a segundo plano porque acaba de iniciarse una edición más de “Gran Hermano”, un programa que no me extrañaría que antes que después, algunos autonomistas intenten integrar en los libros de texto para los escolares. Sus enseñanzas son ejemplares, dignas de imitar, aunque es verdad que no hacen falta estos edificantes ejemplos de conducta alocada, soez y ordinaria para que abunden los ciudadanos que aún dan peor ejemplo sin necesidad de concursar. Esta claro que después de un verano sin noticias, sin programaciones con tirón, con poder de convocatoria, el “Gran Hermano” es acogido con entusiasmo porque estos programas dan ocasión al chismorreo nacional al que tan aficionados somos. Yo mismo, zapeando, me detengo en muchas ocasiones cuando me tropiezo con una de esas escenas tan habituales en las que los tan bien escogidos concursantes dan rienda suelta a su buen gusto y a su educación exquisita. Ya nadie se sorprende y llegará el día que estos concursos aburrirán como cansan ya los políticos, la mayoría de los cuales actúan como concursantes de estos realitys de la tele. Eso sí, los políticos no son capaces de hacer que del Congreso salga humo blanco en señal de acuerdos, mientras estos personajes consiguen que de la casa de “Gran Hermano” salgan humos de todos los colores. Porque hay que ver los humos que tienen todos. Cualquiera de estos concursantes reúne condiciones para tener tema de conversación. Todos han sido elegidos para que la convivencia resulte complicada e imposible. Unos porque tienen un carácter insoportable y otros, siendo más suaves, porque a las pocas horas se contagian del ambiente y vocifera y despotrica sin mesura. Y, en medio de todo ese encanto, destaca Mila Jiménez, una mujer intolerante, con un carácter agrio y que parece estar por encima de todo. Ella aguanta poquitas cosas pero la verdad es que a ella la aguantan aún menos. Al par de horas de comenzar el concurso, ya estaba protestando y amenazando con dejar el concurso. ¡Qué pena! Con el optimismo y la alegría que desprende.