Hora de reaccionar

La Constitución española de 1978, aquella que nos rige desde hace bastantes años, puede ser que en algunos de sus artículos esté algo obsoleta. Probablemente necesite una actualización para contextualizarla al S. XXI en el que nos movemos. Pero a pesar de todo ello, es la norma legal por la que nos regimos, guste o no, por lo que antes de incumplirla, habría que modificarla en aquello que crean conveniente quienes nos gobiernan. Ese es el orden. Lo que es inaceptable en cualquier Estado democrático, es saltarse algunos de sus artículos porque sí, porque no me gustan, porque no me interesan o porque me da la gana. Y aún más inaceptable es que el Gobierno permita, justifique o tienda la mano a quienes sistemáticamente la atacan porque repito, por suerte no vivimos en una ciudad sin ley, no podemos hacer y deshacer a nuestro antojo, y las normas están para cumplirlas y hacerlas cumplir. Ya sé que a muchos de los políticos actuales eso del consenso que hubo para redactarla les suena a cuento de abuelo que chochea. Quizás sea hora de que los llamados “constitucionalistas” den ejemplo y se pongan frente aquellos que creen que la Constitución del 78 fue fruto del acuerdo que tomaron cuatro amiguetes mientras tomaban unas cañas en 15 minutos.