Hipérbole como crítica

Que la hipérbole se ha instalado como modo de crítica entre nuestra clase política no parece ofrecer dudas. Lo hemos podido comprobar en las críticas a la nueva ley de Educación. Dicen que se van se cerrar los centros de educación especial. Eso no aparece en la ley y organismos de la ONU sobre discapacidad proponen ir más allá en la educación inclusiva que lo que dice la “ley Celaá”. En cuanto a la supuesta eliminación del castellano, cabría preguntarse por qué Junts o PDeCAT se han abstenido. Que si es un ataque a la concertada, la ley dice que se va a aumentar un 5 por ciento la financiación de los centros concertados. Eso sí, dice que se eliminará la segregación. ¿Y a alguien le parece mal que al Gobierno le preocupe esto? ¿No es acaso su misión? ¿O es lógico que a las escuelas concertadas, financiadas con fondos públicos, casi no vayan niños de padres desfavorecidos económicamente? Y tampoco entiendo por qué les parece mal que la ley quiera acabar con las cuotas “voluntarias” que se imponen en muchos de esos centros. Y por cierto, ¿dónde estaban los que ahora critican esta ley por falta de consenso cuando se aprobó la “ley Wert”, que otorgaba privilegios a la concertada?