Hilo interminable

28 ene 2016 / 11:06 H.

Se suele decir desde siempre aquel refrán de “del hilo al ovillo”. Pues, viendo lo que vemos —curiosamente ya sin sorprendernos ni alarmarnos— diariamente, el hilo de la corrupción política es interminable y por mucho que tiremos de él, solo vemos más hilo putrefacto pero ni asomo del ovillo. ¿Dónde estará el final? ¿Quién será el ovillo? Dos preguntas de difícil respuesta, sobre todo la primera, puesto que de la otra sí hay quienes se hacen conjeturas y parece que cada día están más cerca de acertar. ¿Cómo se puede robar tanto al pueblo y con tanta facilidad y frescura? ¿Cómo se ha podido robar tanto dinero dentro de un partido sin que nadie se entere de nada? No solo ha sido el PP el que ha estado mirando para la pared voluntariamente. También lo han hecho CIU y el PSOE. De esto no se puede sacar más enseñanza que la de pensar que, presuntamente, nos están gobernando unos benditos bobos o unos consumados pillos. Y no se puede poner un gobierno en manos ni de pícaros ni de tontos.

Que en un cesto de manzanas haya una podrida fastidia, pero se puede entender. Al mismo Jesús le salió rana uno de sus apóstoles. Pero lo que estamos viendo ya parece la alberquilla de la rana, que tan popular fue en Jaén, aunque, que se sepa, todas las ranas eran honradas. Los nombres de corruptos confesos y corruptos presuntos saltan cada día del charco de la indecencia. Ya ni tomamos nota de sus nombres porque son tantos que aburren. A las macro causas ya conocidas se añaden cada día otras tramas vergonzosas.

Este hilo no tiene fin ni lo tendrá si no se cogen unas tijeras y se corta y se coge el ovillo y se tira
—no a la basura, porque ahí es donde posiblemente esté— sino al fuego redentor de la justicia. Lo que están haciendo es enrabietar a los ciudadanos con el descubrimiento de estos personajes deplorables que, hasta sin cometer delito, te caen gordos, como el tal Alfonso Rus que dicen que además tiene gracia. A mí no me hace ninguna. A mí me haría gracia que se haga justicia, que el pecador pene sus delitos y devuelva lo robado. No sólo me haría gracia sino que me devolvería la oportunidad de poder decir con orgullo que soy español porque tenemos un Gobierno digno y honesto. Y tengo muchas dudas de que algo así lo puedan conseguir todos los que andan buscando un pacto.